Año 22. Nº 1


ALAIN DE TRENQUALYE

 

Lo conocí un domingo, hace más de 25 años.

Me había escrito al Museo Nacional de Historia Natural donde yo era jefa de la Sección Botánica, para decirme que él estaba muy enfermo pero que me invitaba a su departamento a ver una flor silvestre que le había nacido en su balcón.

Ese domingo le pregunté a mi madre, Ruth, si me acompañaba a verlo, porque nos quedaba cerca caminando desde su casa.

Me abrió la puerta un señor alto, delgado, muy pálido, sin pelo y me explicó que estaba en tratamiento por un cáncer y que esa flor lo ayudaba a sobrellevar su enfermedad. La plantita era un Schizanthus cuya semilla había llegado desde el cerro Manquehue y que había durado allí muchos días. Al consultar luego por su salud, me decían, seguía regular.

La segunda oportunidad en que lo vi fue varios años después, en una charla del Grupo de Paisajistas en un hotel en Providencia y ahí estaba de barba y muy repuesto.

De profesión Ingeniero Civil, especializado en Informática, se entusiasmó con la botánica y realizó una de las primeras páginas en internet con fotografías, descripciones y distribución geográfica llamada “Flora de Chile en su hábitat”, donde se esforzaba buscando bibliografía para determinar cada especie que fotografiaba, para subirla a su página.

Con generosidad, cierta vez me insistió que su amigo agrónomo Claudio Silva le había dicho que en el Parque Privado Los Molles, sendero a El Puquén, había una pequeña Loasa que nadie había descrito antes.

La colecté y estudié, concluyendo que era nueva para la ciencia y la publicamos como Loasa mollensis Muñoz-Schick et Trenqualye.

Luego en octubre de 2005 acompañamos a la presidenta de la Fundación RA Philippi de Estudios Naturales, María Teresa Eyzaguirre, a ver la floración del desierto en la zona de Taltal y Paposo. En el camino Alain nos asombraba a todos (iba también mi esposo, Sergio, y mi hermana Nassella) por su tremenda energía, agilidad y lo observador que era de la naturaleza.

En otra oportunidad, en su afán de un mayor conocimiento de la flora chilena, nos invitó a su campo El Arroyo, cerca de Ovalle, para que subiéramos al cerro Guatulame, que por estar en un lugar privado, debía solicitarse permiso, pero él lo había conseguido. Me quería mostrar dos arbustitos de hojas blanquecinas, que resultaron ser ambas especies nuevas para la ciencia y que publicamos en el año 2016 como Senecio guatulamensis Muñoz-Schick, Moreira y Trenqualye  y Polycarpon moreiranum Muñoz-Schick.

Seguimos intercambiando opiniones sobre diversas especies, pero a él le apasionaban las Loasa, conocidas como “ortigas caballunas”. Coincidentemente el género era estudiado en Alemania por el dr. Max Weigend y últimamente en EE. UU por el estudiante Dylan Cohen. A este último, cuando vino en el verano de 2017, lo acompañamos a La Parva en la búsqueda de Loasa y luego Alain lo acompañó a terreno desde Santiago hasta la laguna del Laja, en búsqueda de otras especies de cordillera. Su gran destreza en terreno y su buen ojo le permitieron encontrar las especies que necesitaba D. Cohen para sus estudios.

Para ser aceptado en la Sociedad Botánica de Chile se presentó en la reunión de Botánica de 2015, con una clave para separar las especies de Loasa chilenas de acuerdo al color de sus hermosas flores.

Posteriormente, en 2016, el trabajo fue publicado en la revista virtual Chloris Chilensis , con lo que logró un sueño más.

Mientras tanto, seguían avanzando los estudios sobre la familia Loasáceas en Alemania (R. Acuña y M. Weigend), Alain, junto con la botánica Gloria Rojas del Museo Nacional de Historia Natural, decidió publicar este año 2019 el libro “Loasas de Chile”, donde detalla con descripciones y fotografías las especies que viven en nuestro país.

En el lanzamiento del libro, realizado a fines de julio se hizo una video-conferencia desde su pieza en la clínica donde se encontraba hospitalizado.

El 2 de septiembre se despidió de nosotros, y me deja con la tristeza de que ya no lo veré visitándome con su increíble entusiasmo para mostrarme nuevas fotos de especies que había ido encontrando en sus caminatas. Empieza una nueva primavera, pero ya sin Alain.

Fotografías

Mélica Muñoz Schick

Botánica


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