VIAJE A LOS BOFEDALES DE LA CORDILLERA DE BOLIVIA

Barbara Ruthsatz

Traducción: Cecilia Pérez
(Santiago de Chile)

 

Luego de la exitosa búsqueda de bofedales (turberas de plantas en cojín) formado por especies de juncos a lo largo de los Andes chilenos desde Arica a Chiloé, me surgió la curiosidad, y realicé dos viajes a través de la cordillera del altiplano boliviano en los años 1999 y 2000 tras la búsqueda de lo mismo. Cada día tuve la experiencia de nuevos paisajes, distintos tipos de bofedales con plantas desconocidas para mí y muchas preguntas acerca de tal diversidad, pero cuyas comunidades vegetales se empezaron a repetir de vez en cuando. Ningún día de las cada vez cinco semanas del verano boliviano en Enero, Febrero y Marzo durante los dos años, era igual a otro. En el año 1999 me acompañó mi ayudante Simone Budde y en el año 2000 mi antiguo colaborador Chistoph Vogt de Trier, que ya estaba en el viaje a través de Chile. El quería experimentar nuevamente las vivencias en los Andes por algunas semanas. De Bolivia nos acompañó en estos viajes la botánica Teresa Ortuño y en el primer viaje además el botánico Iván Jiménez de la Paz. Los resultados científicos de los viajes en Chile y Bolivia se encuentran ya publicados. Lo que quiero mostrar ahora a la gente interesada en estos paisajes, es una parte de las diapositivas que tomé y que ahora pude preparar con los métodos que existen hoy en día. En el intertanto pueden haber cambiado algunas regiones, de tal forma que las fotos sirven para compararlas con el estado actual de los bofedales y paisajes. Sin embargo no tuvimos las condiciones apropiadas del clima ni el tiempo necesario para tomar fotografías perfectas, debido a que el viaje no estaba planeado para un reportaje de las experiencias. Por lo tanto no espere el lector un informe acabado del viaje.

 


Debo decir primero, que para mi Bolivia antes del viaje no era totalmente desconocido, ya que tenía algunos amigos y colegas en La Paz, quienes me ayudaron con su conocimiento a planificar el viaje y luego me apoyaron en forma entusiasta. Ellos fueron en especial mi colega Dra. Erika Geyger, el Dr. Stephan Beck y su esposa como también el Prof. Dr. Ekkehard Jordan. Juntos habíamos hecho ya algunos viajes a distintas regiones y como parte de distintos proyectos. Me sentía ya bastante confiada en la cordillera. Pero el país es tan grande y diverso, que uno tenía que contar con sorpresas cada día, ya que esta vez tenía que cumplir con nuevos objetivos. Como bofedales o mejor dicho turberas uno se imagina en Europa central un terreno pantanoso con cubierta de musgos, en el cual uno se puede hundir, y se espera encontrarlos tanto en las zonas bajas como altas. Tales turberas también existen en los Andes, pero sólo en las zonas del sur (Patagonia) y de los trópicos centrales con abundantes precipitaciones y no en la cordillera semiárida de Bolivia que fue la que yo más recorrí. Los bofedales que me interesaron, pueden parecer muy similares, pero su composición y sus condiciones ecológicas son completamente diferentes. Sin embargo se parecen a las turberas elevadas (Hochmoore, Regenmoore) europeas, en donde los musgos del género Sphagnum conforman agrupaciones densas y elevadas y van depositando paulatinamente turba de bastante espesor.

 

Las plantas formadoras de los bofedales típicos andinos son juncos (Juncaceae) de los géneros Patosia, Oxychloe y Distichia como también unas Ciperaceas (Cyperaceae) de los géneros Carex, Zameioscirpus, Phylloscirpus entre otras. Además se agregan muchas especies de otras familias. Estos bofedales típicos se pueden sin embargo atravesar manteniendo casi siempre los pies secos, ya que sus brotes apicales crecen entramados entre ellos y forman cojines rígidos y densos, de tal forma que resulta imposible hundirse. Experimentarlo uno mismo es al comienzo muy sorprendente. Por lo tanto casi en todos mis viajes a estos lugares nunca necesité botas de goma. El aprovisionamiento de agua y minerales de ambos tipos de bofedales es completamente distinto. Mientras que las turberas altas (Hochmoore) están aprovisionadas principalmente por agua de las precipitaciones, que en su gran parte son pobre en nutrientes, en cambio los bofedales de los Andes son infiltrados por el agua de vertientes o napas freáticas, la cual, dependiendo de la cuenca de donde proviene, puede ser pobre o rica en minerales. Los bofedales en cojín pueden también formar una turba bastante profunda, dependiendo del relieve y del aprovisionamiento de agua.

 

Los tres géneros de juncáceas: Oxychloe, Distichia y Patosia como la ciperácea Zameioscirpus atacamensis forman todos cojines densos y altos, pero tienen distintos reqerimientos ecológicos en su habitat. Se superponen relativamente poco en sus requerimientos. Oxychloe andina es la especie con mayor resistencia a las heladas, la sal y la sequía. El agua de infiltración en donde se encuentra esta especie es mayormente rica en minerales. Por el contrario, Distichia muscoides crece en lugares de agua de infiltración pobre en minerales y es relativamente sensible a las heladas y bastante a la salinidad. La distribución altitudinal máxima de ambas especies es similar. Patosia clandestina no sube mucho en la cordillera, lo que evidencia que es sensible a las heladas. No es resistente a la sal y crece con un moderado a buen aprovisionamiento de minerales. Zameioscirpus atacamensis es sin duda resistente a la sal y también a las heladas y crece en los bordes de aguas someras, temporalmente sometidas a sequías en altitudes intermedias de la cordillera de más al sur del altiplano. Por la presencia o ausencia de estas especies uno puede concluir acerca de las correspondientes condiciones del sitio. La flora acompañante de las plantas en cojín también se puede agrupar de acuerdo a las condiciones ecológicas de los correspondientes bofedales. De estos no tengo sin embargo muchas fotos de tal forma de hacerlo más ilustrativo.

 

En cada foto de bofedal se entrega su número original (p. e. M153), las plantas en cojín presentes y la altitud sobre el nivel del mar. La presentación está pensada como una ilustración a mi publicación sobre la vegetación de los bofedales de Bolivia.

 

 

BIBLIOGRAFÍA (seleccionada)

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