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VIAJES POR LOS ANDES DE CHILE: EN BÚSQUEDA DE LAS TURBERAS O BOFEDALES

 

Barbara Ruthsatz

 

(Traducido al español por Cecilia Pérez)

 

 

INTRODUCCIÓN 

 

Luego de una considerable cantidad de viajes a través de Chile, que servían a muy diferentes metas científicas, siempre permanecía sin ser logrado mi deseo más importante: tener tiempo para conocer con más detalle la impresionante expansión y diversidad de los Andes. A través de ello, sin embargo, debería también surgir un telón de fondo para un proyecto interesante sobre un tema ecológico vegetal.

 

Por eso busqué una obligación geobotánica apropiada, que me permitiera compatibilizarla con mi trabajo como profesora de Geobotánica en la Universidad de Trier. ¿Cuál formación vegetal se puede encontrar a lo largo de los Andes de Chile, ¿qué cambia en su composición botánica con el gradiente climático impresionante en este país tan largo y angosto?

 

Se me pasaron muchas ideas por la mente: límites arbóreos, formaciones de arbustos enanos, vegetación de pedregales o derrocaderos, vegetación de planicies aluviales... hasta que permanecí con las turberas o sea, los bofedales. Este tipo de vegetación en su gran diversidad lo había conocido desde hacía poco tiempo en la región prealpina de Alemania, mientras trabajé en la Universidad Técnica de Munich en Freising. Estas turberas y aquellas de los Andes chilenos sin embargo no tienen mucho en común o por lo menos no en el trayecto que más me interesaba, pues, donde empiezan las similitudes, o sea en la región de Puerto Montt, allí el clima no me gustaba mucho porque comienza a ser bastante lluvioso y con pocas horas de sol. Una impresión general de los bofedales de los Andes centrales ya tenía a partir de mis investigaciones sobre la zona altoandina del noroeste de Argentina. Sin embargo, en Chile pronto me di cuenta que los había considerado en forma muy superficial. Un proyecto de investigación de la DFG durante los años 1990-1992 finalmente me abrió la esperada oportunidad de estudiar los Andes desde Arica a Puerto Montt, acercándome por carreteras, caminos, senderos y huellas tras la búsqueda de los bofedales. Pero en esa época no se contaba aún con la posibilidad de consultar un mapa digital o con fotos aéreas de la zona.

 

Las turberas o bofedales eran entonces el objetivo central de mi viaje de investigación, pero tanto el paisaje circundante como su vegetación en general eran igualmente fascinantes para mi. Estos cambiaban en forma más marcada aun con la latitud que las turberas descritas como „azonales“. Si bien el aspecto exterior de las turberas era similar, no lo era su composición de especies. Para llevarme conmigo algo de la fascinación de este paisaje tomé muchas  fotografías, aún cuando no tenía entonces la disponibilidad de los equipos  que existen hoy día. Se originaron entonces cerca de 2000 diapositivas, que recientemente estuve escaneando.

 

Mis (nuestros) viajes en ningún caso eran de lujo, ya que nunca he tenido interés en aquello. El turismo no estaba tampoco tan desarrollado. Asimismo, uno puede experimentar en forma más intensa el paisaje y sus variaciones cuando uno instala su carpa en el lugar de interés mismo y sólo rara vez permanece en los hoteles. Los sonidos, los aromas y la temperatura se sienten mejor en cada uno de los diferentes ambientes.

 

En el centro y sur de Chile la carretera Panamericana permite superar grandes distancias en forma rápida hasta llegar a caminos laterales que llevan al próximo valle andino y a veces tambien a un paso fronterizo con Argentina o Bolivia. En el norte incluso uno podía manejar por arriba a lo largo de la cordillera principal sin tener necesidad de volver a salir a la Panamericana. Así se ahorraba uno muchos kilómetros mayormente sobre caminos de ripio y los permanentes cambios de la presión atmosférica y de condiciones ambientales.

 

Siempre había un colaborador de la Universidad de Trier conmigo, pero a menudo también alguien de Chile. En la parte sur del viaje entre La Serena y Puerto Montt me acompañó Christoph Vogt y en la parte entre La Serena y Arica estaba Dr. Jörg-Werner Zoldan. En viajes posteriores ambos quisieron nuevamente acompañarme; el primero a Bolivia y el segundo a Argentina. En el viaje de La Serena a Arica nos acompañó la botánica Gina Arancio de La Serena. A los tres les deseo agradecer sinceramente por su ayuda, por su comprensión por mi interés tan intenso en las turberas andinas, por su sentido de humor imperturbable, como también su permanente paciencia antes a menudo fastidiosas e imprevistas experiencias del viaje.

 

Acerca de las fascinantes turberas andinas tengo que explicar algunos detalles para que se entiendan y se interpreten mejor las fotografías. La mayoría de la gente, aún experimentados botánicos, entienden bajo el concepto „turbera“  un tipo de vegetación y ambiente marcadamente húmedo y sin bosque, en el que uno se puede hundir o, por lo menos, blando, que conviene pisar con botas de goma. Una „turbera alta“ puede elevarse hasta por encima del nivel de agua que los musgos (Sphagnum) que la componen y retienen el agua fuertemente entre sus tallos, se descomponen lentamente y forman con el tiempo una capa de turba de varios metros. Entremedio crecen distintas especies de Carex, juncos, arbustos enanos y otras plantas.

 

Las turberas de las secciones estudiadas en los Andes pueden parecer muy similares exteriormente, pero no contienen musgos formadores de turba y se puede caminar tranquilamente encima sin hundirse. Sin embargo pueden formar capas de turba densa igualmente. Ésta se origina del tejido muerto de distintas especies de juncáceas de los géneros Patosia, Oxychloe y Distichia así como de algunas ciperáceas como Phylloscirpus y Zameioscirpus. Estas especies forman cojines que componen capas densas, que en el norte se llaman „bofedales“ o Hartpolstermoor“ en alemán. Entremedio y dentro crecen tambien distintas especies de Carex y muchas otras de diferentes familias. El suministro de agua a estas formaciones vegetales es proporcionado por manantiales, vertientes o arroyos. El agua se almacena en el interior las turberas. Por lo tanto ellas juegan un rol muy importante de reservorio en las regiones áridas y desérticas de los Andes tanto para los abundantes animales nativos, el ganado doméstico y la población humana, como para la industria minera.

 

En las series de fotos he reunido paisajes típicos, algunos animales que viven allí, las aldeas visitadas, aspectos del uso del terreno, las turberas características, su flora y la vegetación de los alrededores. La presentación de las fotos fue prioritaria, por lo tanto las leyendas son cortas. No había pensado entonces hacer un libro solamente con ilustraciones, por eso me faltan muchos aspectos importantes del viaje. A pesar de esto me pareció válido mostrar estas fotos a un mayor grupo de gente interesada, debido a que han trascurrido ya casi 25 años y en casi todos los lugares el hombre ha cambiado el paisaje y la vegetación. En los Andes un rol importante lo han jugado los cambios en la minería, en la construcción de caminos, en el turismo y con ello las condiciones y las formas de vida de los pobladores que allí viven.

 

Enlaces a los documentos (en pdf):

Parte 1: Santiago a Chiloé (1991)

1-A: Santiago: Farellones y La Parva

1-B: Cajón del río Maipo hasta la laguna del Maule

1-C: Termas de Chillán-Puyehue

1-D: Puyehue-cordilleras de Chiloé

Parte 2: La Serena al interior (1990)

2-A: Ríos Claro y Molle

2-B: Valle del Elqui

Parte 3: Copiapó a Arica (1992)

3-A: Cordillera de Atacama

3-B: Cordilleras de Copiapó y Antofagasta (Salar de Atacama)

3-C: Cordillera de Calama y  Tarapacá (alto Loa-Ujina-)

3-D: Cordillera de Tarapaca (altiplano de Iquique) y Parinacota

 

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA PARA LA IDENTIFICACIÓN DE LAS ESPECIES

 

Barthelemy, D., Brion, C. & Puntieri, J. (2008): Plantas - Plants - Patagonia. Vazquez Mazzini Editores, Buenos Aires. 239 pp.

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Correa, M. N. (ed., 1969-1999): Flora Patagonica. Bd. 1-7. Buenos Aires.

Dhooge, S., Goetghebeur, P. & Masya, A. M. (2003): Zameioscirpus , a new genus of Cyperaceae from South America. Plant Syst., Evol. 243: 73-84.

Ferreyra, M., Ezcurra, C. & Clayton, S. (2006): Flores de Alta Montaña de los Andes Patagónicos. Editorial Lola, Buenos Aires.
239 pp.

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Squeo, F. A., Osorio, R. & Arancio, G. (1994): Flora de los Andes de Coquimbo: Cordillera de Doña Ana. Universidad de la Serena.
168 pp.

Teillier, S., Marticorena, A. & Niemeyer, H. M. (2011): Flora Andina de Santiago. Santiago de Chile. 478 pp.

 

 

Bibliografía seleccionada sobre la vegetación de las regiones visitadas

 

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Ruthsatz, B. (1995): Vegetation und Ökologie tropischer Hochgebirgsmoore in den Anden N-Chiles. Phytocoenologia 25: 185-234. Berlin, Stuttgart.

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VillagrÁn, C. (1980):  Vegetationsgeschichtliche und pflanzensoziologische Untersuchungen im Vicente Pérez Rosales Nationalpark (Chile). Dissertaciones Botanicae 54. Cramer, Vaduz.

VillagrÁn, C., Armesto, J. J. & ArroYo, M. T. K. (1981): Vegetation in the high andean transect between Turi y Cerro León in northern Chile. Vegetatio 48: 3-16.

 

 

 

 

 


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