ECOLOGIA

 No obstante ser las orquídeas las plantas más evolucionadas del reino vegetal, hay aspectos de la reproducción y de la ecología de las orquídeas chilenas, que hace suponer una cierta fragilidad biológica de estas plantas. La posibilidad de reproducirse por autogamia, sugiere la existencia de dificultades para la polinización cruzada. Algunas orquídeas en Chile utilizan la autogamia aun cuando el ginostemio es un órgano altamente eficiente en la entrega y recepción del polen, con excepción del género Gavilea, Habenaria y Aa que poseen una columna corta y curvada que obstaculiza la polinización entomófila.

Quizás esta supuesta precariedad nace de la observación de sus poblaciones, las que presentan patrones de distribución espacial de difícil interpretación. Es típico observar poblaciones de muchos ejemplares, hasta de un par de miles de individuos, en áreas muy circunscritas, no encontrándose ningún ejemplar fuera de esa área hasta varias decenas o centenas de kilómetros más, aún cuando el hábitat inmediatamente afuera del área circunscrita sea exactamente el mismo en una observación visual: Chloraea virescens, Chloraea multiflora, y  Chloraea chrysanta en la V Región. Otro fenómeno es el registro de especies con una amplia distribución en Chile (15 o 20 grados de latitud) que se encuentran siempre como individuos aislados o en grupos de 4 ó 5 individuos: Chloraea gavilu. Finalmente, las especies que forman en alguna localidad poblaciones con muchos individuos, en otras presentan poblaciones con escasos o incluso con individuos solitarios.

De forma quizá paradójica otros comportamientos de estas plantas reflejan una extraordinaria resistencia biológica. Se sabe que se comportan como especies oportunistas, que colonizan rápidamente terrenos afectados por incendios forestales y que algunas especies presentan una notable resistencia a los herbicidas (Chloraea crispa, zona de Arenales, VIII Región). En todas las especies, una vez formado el fruto, su maduración continúa hasta la formación de las semillas y apertura del fruto aún cuando el escapo se quiebre o sea extirpado. Poseen una biología de crecimiento que les permite resistir períodos de sequía o los efectos del exceso de temperatura: durante la antésis, las inflorescencias obtienen savia sólo del tallo y las hojas caulinares y de la base de la inflorescencia, de manera que aún cuando sean cortadas las flores continúan turgentes esperando su fecundación: el 5 de octubre de 2002, encontramos una Chloraea chrysanta cortada hacía ya varios días pues había hecho fototropismo positivo en la inflorescencia y 26 días mas tarde - el 31 de octubre- aún estaba turgente esperando la polinización.

Algunas especies son hábiles para colonizar terrenos marginales, como Chloraea virescens en las áreas afectadas por fuerte erosión (costa de la VI Región); otras especies crecen cerca de basurales y áreas de suelos o aguas contaminadas (Chloraea bletioides, Chloraea cristata, considerada como "vulnerable"), Chloraea multiflora, Chloraea heteroglossa (también considerada como "vulnerable" en la V Región). En los casos que hemos observado esta condición, debemos indicar que los basurales llegaron después que las poblaciones estaban habitando el sector, sin embargo las orquídeas continúan creciendo en este hábitat contaminado.

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